MENSAJE EN LA CABINA
Náufrago en tierra
Estaba lejos del mar, en un destino en tierra en la ciudad, ya durante mucho tiempo, puede que un tiempo excesivo en el que le embargaba la nostalgia de lo salobre. Para compensar esa distancia que había entre él y una de las cosas que más amaba en la vida era su imaginación la que volaba sin cesar hacia ella, hacia la mar. No podía olvidar todo ese tiempo anterior en el que había estado embarcado de cada año más de la mitad, más de seis meses alejado de tierra firme, que era cuando realmente entendía la vida. Sobre la borda del mercante de turno, puede que expulsando de sus pulmones el humo de un cigarro, era cuando realmente comprendía muchas cosas que le habían pasado. Por paradójico que parezca a él los vaivenes de la mar le procuraban una estabilidad emocional, un bienestar interior extraordinario. En cambio, la presunta firmeza de la tierra, hacía naufragar su mente en un cúmulo de divagaciones e incomprensiones. Sencillamente este hombre había nacido para navegar, para vivir sobre la cubierta de un buque.
Fue cuando le alejaron de aquel destino a bordo que empezó a añorar la mar. Se sentía náufrago en tierra, perdido sobre suelo firme. Fue entonces cuando todo empezó. Puede que su mente no soportara esa circunstancia, añorando como añoraba la distancia que un ancho brazo de mar pone entre uno y los problemas que ese alguien arrastra. Y empezó a divagar, y a escribir esas ideas intentando que las palabras sobre el papel emularan las aguas de la mar. Y él navegaba entre ellas comentando las costumbres de su tierra y de sus paisanos. Como ‘el pobrecito hablador’ hacía con los ‘batuecos’.
No sé si os habéis fijado en esos anuncios manufacturados por el propio anunciante que hay muchas veces en el fuste de las farolas, por ejemplo ya que antes se veían sobre todo en las antiguas cabinas telefónicas. Un día de estos, en lugar de poner que se alquila o vende un piso, decía, como si fuera el mensaje en una botella de un náufrago desesperado, que un solitario, iluso e ilusionista de palabras, se ofrece, solo o en comparsa y por poca cosa, para contar la realidad, o esa parte de la misma que llamamos actualidad, como si fuera cuento. Firmado: ‘el náufrago en la tierra’.
Aniceto Valverde Conesa
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