OH, VAYA
Oh, vaya, Ili ¿has visto tú las botellas?
Sí, mujer las botellas de los licores para ponerles a esos unos chupitos y el Licor 43 para los asiáticos. ¿No nos habremos quedado ahora sin ninguno?
Qué te crees que estoy buscando. A ver si estuvieran en la vitrina refrigerada de dentro.
Por más que lo pienso no me suena. Creo que estaban aquí en los que hay justo debajo del mostrador. Pero es que revuelvo y revuelvo y no encuentro ni un miserable orujo de hierbas.
Menuda bronca nos va a echar la jefa. Y más hoy que ha venido el Aniceto con sus amigos los informáticos de.. No sé, ahora no me sale…Ah, ya, “Tecnomur”. Y le ha dicho que a tutiplén… A ver cómo salimos de ésta…
¿Te acuerdas de aquella vez que fuimos a una nave a servir una boda y se acabó el coñac para los asiáticos y los pusimos con el vino seco y fuerte del campo, del campo de Cartagena?
Sí, aquello fue un éxito. Podríamos ofrecérselos a estos como especialidad de la casa. Que Dios reparta suerte.
Ili y María iban a poner en práctica su plan cuando por la puerta entró la jefa como abrazando varias botellas. Entre sus voluminosos senos y las botellas parecía una matrona barroca. Si es que si no fuera por mí…, dijo mientras las otras dos metían las botellas en el congelador.
Aniceto Valverde Conesa
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