WHISKY DOBLE
Una de vaqueros sedienetos de whisky. Protagonista enajenado en Almería. A mí me contaron este espaghuetti wéster: No sé si ocurrió tan sólo en la ficción…
Entraron en el bar como si acabaran de hacerlo para rodar el último espaguetti wéstern. Y lo parecía, vaya si lo parecía. Mesas y sillas rotas: todo lleno de polvo; los restos de lo que pudo ser un piano; un banjo…
El hombre y el joven que lo acompañaba no daban crédito. El barman dijo mientras secaba unos vasos: “La de ayer (por el sábado) fue una trifulca buena: Me han dejado el local hecho una mierda. Pero ¿qué se les ofrece a los caballeros, en fin, a Ud. y al muchacho?” (Esto de el muchacho ya terminó de mosquear a Billie que andaba ya un rato cansado de tanta plática por parte del hombre de detrás de la barra)
Joe, el hombre mayor contestó: “Ponga un whisky doble y otro para el joven (sólo a su padre le permitía llamarle así, o sea usando diminutivos; estaba algo traumatizado por su complexión).”
El camarero puso lo que aparentemente le pedían y los hombres lo bebieron de un golpe. Cuando el mayor iba a pagar. El otro se lo impidió. Dijo:
– Rata inmunda ¿Ud. cree que esto era un whisky doble?
Y cogiendo la botella del licor que aún estaba sobre la barra y, llenando el vaso pequeño, volcó su contenido dos veces en el vaso que se suponía del whisky doble. Éste rebosaba. Dos whisys sencillos no cabían en el vaso grande. Aquí había truco…
-Listillo el tipo. Aquí el único pequeño soy yo y por eso me llaman el Niño, Billi el Niño.
Y con las mismas sacó el revólver y le voló la cabeza al pobre hombre: Ni siquiera era suyo el garito.
Aniceto Valverde Conesa.
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