LA AMBIGÜEDAD DE LA VIRTUALIDAD
Análisis de los posibles significados del término virtual
Dijimos que esta sección a la que llamamos «La musa de Homero» (en realidad toda la página de «El expreso… ») tendría por objeto la comunicación. Y ésta se manifiesta fundamentalmente a través del ‘logos’, o sea la palabra, incluso la ‘kinésica’ o gestual desarrollada para personas sordomudas, pues aun así, siguen siendo los mismos conceptos, la misma semántica o significado.
Amemos las palabras y respetémoslas, estudiémoslas con todo cariño. Uno no es un experto lingüista, quede claro que es una opinión lo que expreso, aunque sí he sido letrado y jurista, en cuyo ámbito es imprescindible el uso de la palabra con la mayor precisión posible. Volviendo al tema, no en vano se tiene dicho que la palabra es la sustancia de la que se nutre la inteligencia del ‘animal que habla’ (Lledó) o que el hombre es hombre por la palabra (San Agustín).
Y he aquí que nos encontramos con el término ‘virtual’ que tan en boga se encuentra en estos tiempos. Siempre me ha llamado la atención por esa ambivalencia que ha adquirido la palabra, ese adjetivo.
Se solía tener por ‘virtual’ aquello que iba a ser posible. Por ejemplo, alguien era «el virtual ganador del torneo» para querer decir que se alzaría con el triunfo con casi total seguridad.
Y así lo recoge el Diccionario de la Real Academia en su primera acepción cuando dice que la palabra significa:
«Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente, frecuentemente en oposición a efectivo o real.»
Sin embargo, en el habla al uso actual de lo que se ha dado en llamar Sociedad de la Información y el Conocimiento —sobre todo desde la generalización del uso de Internet— se emplea en el sentido de lo que no es real, sino a través, quizás, de esas nuevas tecnologías.
De este modo entiendo que la RAE haya tenido que reflejar una 3ª, pero sólo ya en su Edición de 1925 (según el Mapa de Diccionarios Académicos, Ver. 1.0 [ https://apps2.rae.es/ntllet/SrvltGUILoginNtlletPub]), una 3ª, decimos, acepción que atribuye el siguiente significado al término, al mismo adjetivo, que dice que se predica de lo que:
«… tiene existencia aparente y no real.»
Y más aún, una 4ª (que debió aparecer pasado el año 2001 pues no aparece reflejada en el Mapa de Diccionarios citado), significando:
«Que está ubicado o tiene lugar en línea, generalmente a través de Internet. Tienda, campus, curso, encuentro virtual.»
De esta manera entiendo que el vocablo o es ambiguo o en su uso, en su concepción, se da una clara contradicción.
Por una parte ‘virtual’ es lo que es prácticamente seguro o va a serlo (primera acepción). Y, especialmente en la 3ª acepción de la RAE, se trata de lo que no es real, aunque de la realidad tome la apariencia.
Aúna ambos conceptos, a mi modesto entender, la 4ª cuando viene a ‘enderezar’ —quizás— la contradicción, pues reconoce la ‘virtualidad de lo virtual’ al decir que tiene existencia (o sea que es virtualmente posible) si bien se halla en el mundo cibernético.
Cierto es, no obstante y para terminar, que de la etimología de la palabra que el Diccionario establece como: «Del lat. medieval. virtualis, y de éste derivado del latín: virtus como ‘poder, facultad’, ‘fuerza’, ‘virtud’. De ello entiendo que caben los dos significados. Pero ¿los dos al unísono? Es por ello que, en mi modestia, el significado de la palabra ‘virtual’ sea cuando menos ambiguo, si no contradictorio, pese a que se haya venido a reconocer la ‘existencia de una realidad virtual’
Aniceto Valverde
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