Es un hecho que ocurre desde siempre, desde que el mundo es mundo y hay sobre él monos con un principio de racionalidad en el cerebro. Ya lo decía Aristóteles: hombres políticos (Zoon politikón ), aunque él se refiriera a la necesidad que tenemos de integrarnos en sociedades organizadas (y tal vez de hacer un poco de vida social de cuando en cuando, lo que en el caso de algunos se trasladaba necesariamente al papel couché y ahora a esos programas basura para alegría de los que se dedican a la crónica social). Pero es lo mismo. La tesis es tan antigua como la idea de la generación de los contrarios que formulara el también filósofo clásico, Platón: no hay blanco sin negro, ni dos sin tres que se dice popularmente.

 

Era una entrevista que le hicieron al que fuera decano de los abogados españoles, Antonio Pedrol Rius (seguramente uno de los más carismáticos o al menos curioso personaje que hemos tenido).  Decía don Antonio que para ejercer la profesión había que ser necesariamente tolerante. El abogado, añadía, necesita a su contrario, bien sea éste otro compañero o el fiscal o a ambos a la vez. Y de ellos aprende tanto porque la postura que pueda defender hoy no se entiende si no hay quien se la discuta como por el hecho de que otro día puede que tenga que sostener esa otra que hoy le es contraria. Naturalmente que esto mismo es aplicable a todo el que representa intereses ajenos en cualquier foro (aliter Negotiorum gestio).

 

 

Lo que ya se lleva la palma es el amor que se tienen entre sí los políticos, pues que la derecha no se concibe sin la izquierda (si es que se puede distinguir), ni en el seno de los partidos de uno u otro signo -digamos- los denostados tránsfugas.

 

Todos buscan una hipotética posición de centro que no existe ya. Por el contrario, esto parece la ceremonia de la confusión y cada uno busca las alianzas que más le convienen electoralmente, incluso contra natura. Pero aun así se quieren y mucho. Las elecciones municipales y regionales son ya y las generales están a la vuelta de la esquina. ¿Quién se casará con quién y para cualquiera de los comicios? El amor que se tienen es necesario en la democracia, que -en definitiva- es o debiera ser un juego de pesos y contrapesos. Lo difícil es encontrar pareja y mantener la coherencia ideológica, si es que esto todavía existe. Veremos.

 

 

 

 

 

Más allá y acá está la  Tragicomedia de la Historia de España.

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Una mujer y un hombre acabar de terminar de comer en el «Mares Bravas» de La Cortina (Cartagena)

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Hoy es domingo de Resurrección. Hay que seguir el camino.

(El audio es directo. Disculpad si no es de la calidad suficiente, o la que a mí me hubiera gustado. Pero aquí no tengo más medios). Feliz y esperanzador día.

 

Caminante Resurrección

 

 

 

Una deliciosa costumbre de Semana Santa.

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EL VAR

 

El árbitro pidió al VAR (Video Arbitraje) su dictamen sobre si la controvertida jugada merecía la ‘pena capital’, o sea, el penalti.
Es una pena que en mi Bar nunca nos pongamos de acuerdo en estos temas futbolísticos. Ni al respecto de otros muchos tampoco.

Es más fácil soñar si estás fuera de tu ciudad, aunque nunca llegues a conocer todos sus recovecos.

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Luna.

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El sol se pone. Es tan bonito que la gente se pone de pie y aplaude s ese fantástico espectáculo de la Naturaleza

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LA RAYA
Aquella mujer, Yasnara, vino del Sur como si expresamente lo hiciera para sacarme del pozo sin fondo, guía, ni brocal en el que yo mismo me había metido.
El entrenador me dijo que siguiera la raya todo el tiempo y que mirara hacia abajo para un nado equilibrado.
La raya, la raya, la maldita raya. Esto era difícil para mí que siempre, desde niño y antes de la crisis, había nadado en las aguas abiertas de la mar. Me gustaba nadar, sí. Cada vez más.
Y llegó un momento en que ya no había raya: sólo el borboteo de la respiración, la luz y Yasnara.
Puede ser una imagen de una persona y piscina