ESTAMPAS DE GUERRA
1.- Juguetes rotos
Cayeron las bombas por debajo de las sirenas sorteando su cántico protector y atrapando a cientos de seres humanos. Es lo bueno de aquellos artefactos inteligentes que se ceban siempre con los más desprotegidos causando terror en la noche oscura del alma.
Y aquí estoy yo con mis ilusiones muertas, sin futuro, y mis juguetes rotos hechos jirones de tristeza.
2.- Otra estampa repetida del álbum de la guerra.
Galería del horror tremebundo. La cámara nos sitúa enfrente de la escena, nos hace en el fondo culpables de lo que va a pasar. Tirados en el suelo con el costado apoyado en lo que quedó de un murete tras alguno de esos bombardeos, un padre intenta cubrir con su cuerpo el de su hijo, de 12 años, mientras grita, gime: ”No, por favor, dejadle vivir. Matadme a mí”. Pero nosotros, que somos como el espectador y miramos la escena desde el punto de vista de alguien que debe ir armado, no tenemos piedad. No se escucha el disparo, pero éste se dirige certero al pecho del pequeño cuyo cuerpo da un estertor, una sacudida, y se desploma sin vida. Ahora el padre aúlla: “Matadme a mí también. No me dejéis con vida con este dolor”. Pero como somos absolutamente insensibles, nos vamos con el soldado que disparó la bala mortal en doble efecto: de un golpe quitó la vida del muchacho y también de su padre aun si haberle causado un solo rasguño físico.
Aniceto Valverde Conesa
Foto: «Envato elements»
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