UNA NOCHEVIEJA PASADA POR AGUA
Tras estos días sin vernos y sin que, por tanto, te pudiera seguir dando cuenta de nuestras andanzas, para seguir, te refresco un poco la memoria. Estábamos en que nos había tocado un premiecillo en la Lotería de Navidad: un duro por peseta invertida. Ya sabes que es un decir. De tocarnos nada y si acaso fue a la Luisa y a Begoña (que lo organizó todo) que eran las que tenían los dos talonarios de papeletas o participaciones para el viaje de estudios de una compañera mayor y ni ellas ni nosotros, ‘el Galgo’ y yo, Félix, habíamos vendido ninguna. Pero hicimos como quien no quiere la cosa y Begoña puso el dinero para pagarlos como si los hubiéramos endosado todas sus papeletas y fuimos cobrando el premio de la misma forma…