EL MERCADO DE LA VIDA
Siempre te han gustado los lugares de tráfago, de intercambio de mercancias. También aquéllos a los que la gente va y viene como las estaciones de tren o autobús. Es una pena que ese interambio humano que se produce en el comercio de mercadería parezca irse perdiendo con el paso del tiempo, siendo sustituido por las llamadas «grandes superficies» contra la que no tengo nada y respeto mucho a su personal. Pero para mí lo que gozaba con la conversación con mi pescadero o frutero sobre la procedencia y calidad de sus respectivos productos.
Y, de paso, filosofábamos sobre la vida, que es un continúo fluir. Porque, como decía Azorín podrán cambiar los tiempos «Progresará maravillosamente la especie humana; se realizarán las más fecundas transformaciones. Junto a un balcón, en una ciudad, en una casa, siempre habrá un hombre con la cabeza, meditadora y triste, reclinada en la mano. No le podrán quitar el dolorido sentir.»
Hoy, que tengo un familiar recién sometido a una operación quirúrjica, aprovecho estos momenticos para ofreceros unas imágenes (más que palabras), tomadas en el día de ayer, del Mercado de Santa Florentina en Cartagena (España) no sin cierta nostalgia como el hombre de una ciudad, un balcón, de Azorín.
Espero que os gusten.
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