UNA INVOCACIÓN A LA PAZ
Hace dos años -mañana día 24 de febrero- que comenzó la guerra de Ucrania con la invasión rusa de ese país en lo que ha sido y es el mayor ataque militar en suelo europeo desde la II Guerra Mundial, con las consecuencias que todos conocemos.
Por su parte, hoy se informa de que las víctimas gazatíes que lleva en su macabro haber la guerra de Israel asciende a las treinta mil. Y que se puede prever que el conflicto afectará, directamente o a través de las enfermedades conexas, a más de ochenta y cinco mil personas, seres humanos.
Estos son los fríos datos ante nuestra conciencias -al menos la mía- dormidas…
En marzo de 1962 el sello «Columbia record» produjo un álbum de un nuevo artista. Era Bob Dylan, un emblema del activismo pacifista en lo que aquí interesa destacar.
En 1992 este juglar, premio Nobel de Literatura, llevaba ya treinta años sobre los escenarios. Con este motivo sus compañeros quisieron rendirle un homenaje. En el Madison Square Garden de Nueva York se celebró un macro-concierto en el que esos otros artistas también de la carretera interpretaron en su honor sus más reconocidas canciones. Yo compré la grabación en CD del acto, cuya carátula he puesto de ilustración.
Stevie Wonder interpretó la famosísima canción «Blowin´ in the wind» que entonces, efectivamente, tenía tan sólo quince años de antigüedad. Pero antes de su ejecución, dirigió al público unas palabras que, peor que mejor, recojo y traduzco:
Han pasado otros más de treinta años y Stevie Wonder podría haber seguido su relato sin solución de continuidad. Lo que no sé es si como yo habrá perdido la esperanza de que alguna vez se pueda vivir en un mundo en paz, aunque no deje de invocarlo y por más melancólico que me ponga. y se me salten las lágrimas de pensar en el incierto futuro que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos.
Aniceto Valverde Conesa
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