A LA BUSCA DEL TIEMPO PASADO

The times they are a changin´ (Bob Dylan)

Las voces que sonaron en tus oídos cuando eras niño crearon en tu imaginación estampas de una realidad tal vez distorsionada por el recuerdo y el calor que ponía en las palabras aquella persona que las pronunciaba.

Las imágenes vinieron luego a contarte muchas historias según ibas percibiendo el poco trayecto que llevabas recorrido de la vida.

Las viejas fotografías guardan con nostalgia el pasado (y quizá parte del futuro), al igual que ellas estaban depositadas con mucho cariño en aquella caja de latón que fue de una marca de galletas y que estaba decorada como con letras o motivos chinescos, en el último cajón de la cómoda entre las  sábanas gastadas de un viejo ajuar que olía a alcanfor y a la lavanda de una pastilla de jabón.

¿Cómo fueron la ciudad y las calles por las que uno a veces deambula sin rumbo cierto y otras transita movido por la misma rutina que los que vivieron mucho, muchísimo tiempo antes?

Sabemos que los sentimientos son comunes a todos los hombres y a todas las épocas al igual que otros pensamientos más racionales que a la postre crearon una civilización y formaron una cultura con rasgos propios.

Con ese tamiz vas buscando por las calles, por las esquinas de la ciudad las huellas de lo que hubo un tiempo que fue. Como un padre que lleva orgulloso de la mano a su hija pequeña que va leyendo por la calle todos los rótulos, al principio despacito y luego de corrido, repitiendo para ti lo que dicen mirándote con satisfacción a la cara, contenta de hacerte feliz y de lo que va sabiendo.

No hace falta que sean restos demasiado explícitos. A veces basta con mantener alguna calle estrecha y el aire, la urbanidad de sus edificios y la solera de ese café-bar que hay en la esquina. Una simple norma de respeto y un poco de dinero que incentive, aunque haya de restarse de tanto proyecto faraónico. Otras veces sobra incluso con limpieza y un letrero de información bien puesto.

Para que la imaginación tenga donde asirse en ese viaje a la busca de ese tiempo pasado que puso las bases del presente. Los cimientos de un edificio no se ven, pero todo el mundo debe saber que están ahí para no perder el norte de la realidad.

 

Aniceto Valverde

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