UN CABALLO LLAMADO PALABRA
Ésta es la historia de un jinete que galopaba sobre un caballo sabio.
El jinete anduvo galopando por las calles de la ciudad a esa hora incierta que se encuentra entre la vigilia y el sueño sobre su más brioso corcel durante más de seis años. Igualmente, un tiempo que abarca algo más de seis meses han estado alejados ese hombre y su caballo, dejando sus tierras en un necesario y obligado barbecho.
Durante esos años de correrías en la penumbra de la imaginación, el jinete se paraba no pocas veces en la misma calle o en el portal de algunas casas en busca de alimento: no pedía para él, sino especialmente para que su montura no hallase la fatiga y el agotamiento que le impidiera seguir el camino. El caballo, el hombre lo sabía, necesitaba de unos cuidados y de un forraje muy particulares que consistían en el indispensable contacto con las personas, pues no se conformaba tan sólo con las palabras que el jinete le susurraba al oído mientras cabalgaban juntos, sino que le era preciso escuchar a la gente y los murmullos de la ciudad para mantenerse ágil y fuerte para la carrera. De la misma forma el jinete tenía una dependencia absoluta del corcel para intentar entender las cosas que suceden en la realidad y que el caballo le explicaba sobre la base de lo que había visto y oído decir a las personas. El hombre se limitaba a ser el correo entre los entendimientos de su caballo y el resto de los hombres, a fin de cuentas «animales que hablan».
Muchos mensajes llevó así durante aquellos seis años hasta que llegó un momento en el que le pareció que no había pasto para el caballo ni sentido en sus misivas ya que eran totalmente inútiles, carentes de valor como creía haber comprobado. Ambos se sumieron en la tristeza y la decepción, la desorientación les llevó a huir al galope.
Sin embargo, en el primer cruce de caminos que encontraron tras tomar la vía Hercúlea, se dieron cuenta de que tampoco se entendían ya, y cada uno echó por una senda distinta. El desencuentro era ya total y la desorientación máxima.
Anduvieron errantes durante seis meses en los que al hombre le llegaban los ecos de las cosas sin que por supuesto fuera capaz de entenderlas, sobre todo las noticias de ciertas catástrofes como la guerra en Ucrania. y otras muchas Pero al caballo que se llamaba ‘Palabra’ le ocurría otro tanto de lo mismo y pasado ese tiempo se volvieron a encontrar en la misma encrucijada donde se habían separado.
El hombre tomó con determinación las riendas de su caballo llamado ‘Palabra’ y decidió ponerle un título a sus mensajes que reivindicara el fin de esas situaciones infamantes, así como el recuerdo y la solidaridad con quienes las padecen o padecieron (como el terrorismo) injusta y dolorosamente.
Aniceto Valverde
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