Todos los años el último fin de semana de marzo, en la madrugada del sábado al domingo, el reloj pierde una hora. Hay sesenta minutos que desaparecen de la ecuación espacio-tiempo.
Todos los años el último fin de semana de marzo, en la madrugada del sábado al domingo, el reloj pierde una hora. Hay sesenta minutos que desaparecen de la ecuación espacio-tiempo.