Se odiaban; se odiaban mutuamente hasta lo indecible. Pero cuando digo odio no me refiero al que suele aparejar el desamor. No. Era un odio de ‘dinámica social’. A la gente no nos gusta que otro u otros tengan un modo distinto de hacer las mismas cosas, que es como decir aquello de que a la gente no le gusta que uno tenga su propia fe. Hasta fastidia que alguien dé el DNI de dos en dos cifras cuando tú lo haces como se leen o leían de forma ortodoxa los números.