Una vez un viejo pescador encontró un libro entre las redes puestas a secar en la explanada del puerto de Santa Lucía (Cartagena, España). Lo abrió y sólo encontró un anzuelo del que pez alguno pudiera zafarse. Y la perla blanca que creía perdida desde la última vez que su padre y él tuvieron una buena captura y él escribió su primer cuento, puesto que esa perla —a diferencia de la negra de la de John Steinbeck — no tenía un valor económico, pero en ella el mar anidó el secreto de todas las historias.
Aniceto Valverde