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Y VINO LA LOTERÍA DE NAVIDAD

Tal vez -me contaba Félix- podía apreciarse ya cierta distancia entre nosotros. Se dice que una mujer puede interponerse entre dos o más amigos y separarlos. No lo digo de la otra forma ya que podría resultar ordinaria… Y no era el caso ni el uno n el otro. La Luisa y Begoña eran ya nuestras novias. Distintas la una de la otra, claro está, en correspondencia con el carácter de mi amigo ‘el Galgo’ y el mío más tirando a romántico que había subido a Begoña a los altares. Encima -y ahora después cuento exactamente lo que o cómo ocurrió- vino a tocarnos la Lotería de Navidad y con ello a poner un paréntesis morrocotudo en nuestra vida y relaciones.

 

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AMOR Y VIOLENCIA

Sí, yo podía haber sido toda mi vida un romántico. Contaba mi madre que tenía yo apenas cinco años (precisamente en el tiempo en que me llevó a la barbería del tío Venancio y éste me hizo el ‘corte a la taza’) y me dejaron para salir ‘de matrimonios’ al cuidado de la hija de unos vecinos a la que apodaban  ‘la Pirrina’, bueno pues a lo que se ve yo ya no quería jugar con nadie más… Porque, de qué sirve ser un romántico sin persona a la que amar, aunque sea de forma platónica. Y ahora era Begoña el objeto de mis sentimientos. Sí, aquella chica de pelo rizado y azabache como sus ojos, esbelta y culo respingón, me había cautivado. Y lo mejor de todo es que ella parecía corresponderme.

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EL ‘EMPAREJAMIENTO

Habíamos quedado ‘el Galgo’ y yo, Félix, en la plaza de España antes de ir al Instituto a ver a nuestras recientes amigas Luisa y Begoña que estaban allí matriculadas en el régimen ‘Nocturno’. Andaba yo algo confuso sobre la bondad de la idea de hacer esa visita en cuanto a mí interesaba. ‘El Galgo’ pasaba ‘mazo’ -aparentemente- del tema. Era mayor y mucho más duro que yo; si, tanto -como se dice- de Isidoro Máiquez, de su estatua… Encima se acercó un conocido suyo -no del genial actor- sino de ‘el Galgo’ que se empeñó en que nos fumáramos un ‘porro’ con él. Yo no quería ‘distracciones’. Encima iba a ser mi primera vez -si yo casi no fumaba ni tabaco- y además tenía miedo por si acertara a pasar por allí la Policía.

 

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