4.- VIAJE AL CENTRO DE INTERNET

El manto del olvido y la estrategia de Siracusa

Recapitulemos lo ya pasado antes de abordar cómo nos defendimos nosotros y pudimos con ello mantener casi intactas la mayor parte de nuestras funciones cerebrales. Recordemos que el Mundo estaba en manos de las potencias asiáticas y, en concreto, de su maligno líder, aquel que quería ser el Único.

El Único acababa de desencadenar un poderosísimo ataque del código del olvido contra la Humanidad, la que cayó, prácticamente en su totalidad, bajo el pesado manto de la ignorancia. Aprovechó los conocimientos científicos que habían permitido a los ordenadores decodificar y emular, mediante procesos de materialidad/inmaterialidad, todas las sustancias, alimentos e incluso el agua, tal y como eran conocidos en el siglo XXI de nuestra Era. Y también, por supuesto, de toda la materia. De esta manera emitieron ese ataque de la genética del olvido desde Oriente por todas las frecuencias conocidas, desde las antiguas “bluetooh” y otras hasta los últimos microcorpúsculos que emulan la sinapsis neuronal a muy largo alcance, llegando por ello hasta el último cerebro del último hombre sobre la faz de la Tierra, interfiriendo sus circuitos internos, la comunicación de sus neuronas a través de las dentritas, el proceso del pensamiento, de la sinapsis neuronal…De todos los cerebros saltaron centelleantes chispas eléctricas como de la cabeza de la lejana, fantasmagórica e infeliz criatura del Doctor Frankenstein.

De este modo, la oscuridad de la ignorancia se cernió sobre la Humanidad con el espeso y pesado manto del olvido. Pero nosotros quedamos a cubierto del ataque por nuestra peculiar orografía y los ingenios y acciones que ahora voy a narraros.

Nuestros ingenieros mecánicos y los expertos en energía fabricaron enormes ingenios articulados sobre los que pivotaban grandes placas, pero en lugar de recoger la energía como era normal para aprovechar la solar en el siglo XXI, fueron capaces de reflectar y neutralizar el ataque mundial de emisiones del código maligno que, por otra parte, rebotaban una y otra vez en la esfera celeste de metacrilato, que hubo de instalarse para proteger la Tierra y purificar, de cuando en cuando, el aire que teníamos que respirar, volviendo al ataque. Pero el viejo sistema de Arquímedes de colocar espejos reflectantes como en el ataque a Siracusa funcionó. Una vez más en la historia nuestra ciudad se convirtió en el último bastión. Siempre habíamos sido los primeros en los cambios, incluso en las revoluciones y guerras imperiales de todos los tiempos, y los últimos en caer. Mientras resistan estas nuevas murallas, la libertad de pensamiento estará garantizada en su perímetro de acción y, especialmente en su epicentro: la Universidad.

Pero algo hay que hacer, primero porque nuestras comunicaciones están muy limitadas, no sabemos si existen otros núcleos de resistencia y, en cualquier caso, es necesario desbloquear para volver a establecer la libertad de flujo del conocimiento para no acabar nosotros empobreciéndonos por la falta de renovación de nuestra memoria de Ignoto. Y, claro, para liberar de la opresión de la ignorancia al resto de la humanidad.

Para esta misión hacen falta personas que apliquen el conocimiento teórico que deshabilite el bloqueo. ¿Recuerdan las múltiples imbricaciones de las redes de saneamiento y alcantarillado? Pues algo así como si hubieran sido deliberadamente obstruidas en los puntos estratégicos provocando la imposibilidad del abastecimiento y el desagüe, pero en este caso de las comunicaciones, la información y del conocimiento. Los técnicos mineros, metalúrgicos y geólogos también han contribuido al plan de ‘destape’ que hemos preparado ya que la Red cegada no sólo es o era la gran autopista de la información, sino que compone o integra elementos materiales ‘inorgánicos’, digamos lo que antes se conocía con el nombre de “hardware”.

 

 

 

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *