AQUEL FATÍDICO AÑO DE 1898 (7)

Amistades entrañables

 

Don Sebastián, el cura, se empeñó en que fuéramos. Ya os he contado que Matías conocía a ciertos personajes ilustrados de la ciudad. Al principio había sido por su padre, pero después el cariño nació entre los dos. Don Sebastián ayudaba en lo que podía y a ese cura bonachón lo queríamos de verdad. Era la antítesis de don Marcos, el médico de grandes mostachos como de morsa. Si éste era regeneracionista, aquél se consideraba conservador e, incluso durante una época, decía que era carlista.

—Eso del robo de la Virgen es un invento de Udes. los curas.

—Seguro que ha sido alguno de vosotros —decía don Sebastián.

 

Sólo había un punto de acuerdo entre los tres amigos: el Cantón había sido una ocasión perdida para la libertad.

 

Aniceto Valverde

(Continúa)

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