EL FIN DE LA GLOBALIZACIÓN
Con la desaparición de Mijail Gorbachov, a mi juicio, cae la última esperanza de la -realmente- universalización de nuestro mundo.
Con el fallecimiento en el día de hoy de Mijaíl Serguéyevich Gorbachov se va, si quedara, el último sueño de la “Globalización”.
Según la Wikipedia, la “Globalización”, en ocasiones denominada “mundialización”, es (era) un proceso económico, tecnológico, político, social y cultural a escala mundial que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo, uniendo sus mercados sociales a través de una serie de transformaciones sociales y políticas que les brindan un carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico producido principalmente por la sociedad y que ha abierto sus puertas a la revolución informática, llegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones nacionales e internacionales.”
Para ello era imprescindible la normalización de las relaciones con la antigua URSS y el fin de la ‘política de bloques’.
La ‘Ostpolitik’ (en alemán ‘Política del Este’) impulsada a principios de los años 70 por el entonces ministro de Asuntos Exteriores de la también entonces denominada República Federal Alemana, Willy Brandt, que luego sería canciller o primer ministro de la misma, se puede considerar como el inicio de la normalización de las relaciones con la URSS y con o, en concreto, con la Alemania del Este o República Democrática de Alemania (RDA). O lo que es lo mismo, el principio del fin de la ‘Guerra Fría”.
Las negociaciones entre Brandt y el canciller de la Alemania del Este, Willi Stoph, empezaron rápidamente, pero no fue posible llegar a un acuerdo formal, ya que Brandt -a cuya investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada asistí como representante estudiantil- estaba dispuesto a reconocer la parte oriental como un Estado soberano, aun cuando la RDA estaba dispuesta a aceptar la fórmula que Alemania era una sola nación pero con dos Estados.
En 1970, la Alemania del Oeste y la Unión Soviética firmaron el Tratado de Moscú para normalizar plenamente sus relaciones y donde la URSS reconocía a la RFA como Estado independiente, y poco tiempo después llegaron los acuerdos con Polonia y los otros países del bloque soviético.
A partir del Tratado Básico, firmado en 1972, la RFA y la RDA se reconocieron mutuamente como Estados. De hecho, la creación de dos Estados alemanes (la RDA y la RFA) en 1949 había significado que, a lo largo de la década de 1950 cada uno de dichos Estados se hubiera reivindicado a sí mismo como «representante de la nación alemana», posición que era respaldada por sus respectivos bloques ideológicos en el marco de la Guerra Fría.
Tras una larga y brillante carrera política en el Partido Comunista de la URSS, Gorbachov, en 1988, asciende a la jefatura del Estado de su país, cargo que desempeña hasta 1991.
Pero Gorbachov, ya con anterioridad tenía clara la necesidad de normalizar plenamente las relaciones con Occidente, acuñando políticas como la ‘Glásnost’ (liberalización, apertura, transparencia) y la ‘Perestroika’ (reconstrucción) puesta en práctica en 1986, mientras que como consecuencia de la primera ya en 1987 se permitió la presentación de varios candidatos para las elecciones y la designación de personas ajenas al partido para el desempeño de cargos públicos. Se concedieron y ampliaron libertades públicas a los ciudadanos… En noviembre de 1989, se produjo la caída del Muro de Berlín a la que contribuyó decisivamente la política exterior del gobierno de Gorbachov. Y un largo etcétera de esfuerzos que consiguieron la reunificación de Alemania, y, por ende, la distensión mundial.
Recibió diversos premios internacionales como el Príncipe de Asturias y en 1990 el Premio Nobel de la Paz “por los cambios en las relaciones entre el Este y el Oeste”.
Todo esto fue muy dañado por su sucesor Boris Yeltsin, como es sabido. Pero ha recibido ya la puntilla con la “Guerra de Putin”, que nos ha devuelto a la ‘política de bloques’. O sea a cambiar la Globalización o multilateralismo por la vuelta al bilateralismo, a la política de bloques, como consecuencia de la polarización que ha traído consigo el ataque militar ruso a Ucrania.
Acabo con un dato muy significativo. En una encuesta realizada en diversos países de la antigua URSS en 2016 resulta sorprendente que, sobre todo en Rusia, sea mucho más valorada la figura histórico- política o popularidad de Stalin (un 58%) que la de Gorbachov. ¿Nostalgias de cierto imperialismo? Estupidez humana, diría. Vean:
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