INSTANCIA

Ataúlfo Romero Calasparra, mayor de edad, vecino de Cartagena, una ciudad al mediodía, con domicilio en calle de la Flor de un Día, donde hace ya un tiempo no pasa el tranvía, de número el 5, 7º piso, letra A de la escalera D, cuyos demás datos personales obran en el expediente que se le abrió al comienzo de sus días, en ese Registro de su vida, ante el cual tiene el honor de comparecer, y, a ser posible expresar, como mejor se pueda o proceda, lo que a continuación prosigue.
Que luce, o así lo hacía, un sol otoñal que da un tono bruñido al ocre de las hojas de los plataneros de sombra que hay por las alamedas, y a las de los álamos caídas sobre los pavimentos también. Que lo dice porque lo imagina a juzgar por el minúsculo rayo que del mismo se cuela donde está.
Que la burocracia y las responsabilidades no se pueden llevar sin la poesía y que de ésta queda poco en el pobrecito mundo donde habitan otras injusticias. Le traslado la presente para su conocimiento y efectos pertinentes, haciéndole saber que se abre el expediente por usted solicitado y que al cabo de cierto tiempo, si no le vuelvo a escribir, puede usted como interesado entender que de nada quiero saber sobre el particular, y, tal vez y como mucho, aprovecho la ocasión para saludarle muy atentamente con el visto bueno del intendente jefe a quien Dios guarde muchos años, lugar y fecha al principio indicados, firmado, rubricado, registrado y sellado.
Que ni el sol se le pegaba este verano entendiendo que la culpa de ello está no más en la antedicha palabrería que no lo dejaba colarse y darle cierto tono sano a su piel contagiada del blanco del papel. Y que ahora sería una pena no irse a Santa Lucía, al puerto de los pescadores, a tomar sardinas y el sol que reverbera en la mar; dejar de oler lo salobre con cierto tinte de gasóleo. En definitiva no vivir un Mediterráneo tan cercano.
Por todo ello tiene la osadía de poner en su conocimiento esta rebeldía que le lleva a cerrar, como se ha dicho, al mediodía para acudir al susodicho lugar en busca de la dicha de vivir. Notifíquese la presente al interesado y hágasele saber que contra el ansia de vivir no cabe recurrir.
Es Justicia que espera merecer del recto proceder de a quien tiene el honor de dirigirse,
Cartagena, fechada y firmada
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